Padre Cotallo.voto de pobreza.

14/9/16

Sofía (o Sonia), Santa 18 Septiembre 2016.Voto de pobreza †P.Cotallo






Santa tradicional, no incluida en el Martirologio Romano actual Martirologio Romano (1956): En Roma, santa Sofía, Viuda, madre de las santas Vírgenes y Mártires Pistis (Fe), Elpis (Esperanza) y Agape (Caridad). (? c.s.II) Etimológicamente: Sofía = aquella que posee sabiduría, viene del griego. Sonia = variante rusa de Sofía. Sofía se veneraba juntamente con sus tres hijas: Pistis, Elpis y Agape, nombres que significan Sabiduría, Fe, Esperanza y Caridad. Santa Sofía, sabiamente, enseñó a sus tres hijas en el temor de Dios. Cuando ella tenían ocho, diez y once años respectivamente, su madre se mudó a Roma y las llevó con ella. Todos los domingos, las cuatro visitaban juntas las diversas iglesias de la ciudad. Santa Sofía hizo amistad con muchas matronas romanas y logró convertir a varias de ellas. Alguien denunció este hecho ante el emperador Adriano, quien al conocer a las tres niñas quedó tan prendado de ellas y de su hermosura que intentó adoptarlas como hijas, pero como a este proyecto se enfrentaran firmemente tanto las niñas como su madre, el emperador las condenó a diferentes tormentos. De torturar a Fe, la mayor, se encargaron treinta y seis soldados, quienes primero la azotaron, y luego, delante de una enorme multitud, le arrancaron de cuajo los pechos. Cuantos presenciaron tan terribles escenas fueron testigos de que mientras las heridas que los azotes produjeron en el cuerpo de la jovencita brotaba leche en vez de sangre, de las de sus senos manaba sangre en lugar de leche. En vista de este milagro, el público empezó a protestar y a insultar al césar, calificando su proceder de injusto. Fe, a pesar de que estaba contenta de padecer aquellos suplicios por Cristo, unió sus voces a las de la multitud e despreció también al emperador. Entonces éste ordenó que colocaran a la doncella sobre una parrilla de hierro incandescente. Ilesa salió la niña de tan terrible tormento, tercero de la serie de ellos a que fue sometida, e ilesa salió del cuarto que a continuación le aplicaron, que consistió en ser arrojada a una sartén llena de aceite y de cera hirviendo, visto lo cual Adriano mandó a sus verdugos a que la degollaran, y a través de esta quinta tortura la santa niña murió. Inmediatamente el emperador hizo comparecer a Esperanza, y como no logró doblegar su voluntad para que sacrificara ante los ídolos, ordenó que la metieran en una caldera en la que hervía a borbotones un líquido compuesto de grasas, cera y resina derretidas. Al introducir a la muchachita en el recipiente, las gotas que de él saltaron produjeron quemaduras en los infieles que presenciaban el espectáculo; pero, como a Esperanza aquel baño no le producía ni la más mínima lesión, Adriano mandó que la sacaran de la caldera y que le cortaran la cabeza con una espada. Mientras duraron los martirios de sus dos hijas mayores, Sofía permaneció al lado de Caridad dándole ánimos, y ésta, a pesar de ser tan pequeñita, ni trató de congraciarse con el emperador, ni cuando le llegó el turno hizo caso alguno de los halagos ni de sus amenazas, por lo cual el impío Adriano mandó que la tendieran en el suelo y que le descoyuntaran todos sus miembros; después, la apalearon, luego la azotaron con varas, seguidamente la arrojaron a un horno encendido del que salían aparatosas y prolongadas llamas que alcanzaron y abrasaron a muchos idólatras que se encontraban cerca, presenciando el macabro espectáculo. La niña, sin embargo, totalmente ilesa, y radiante como el oro, risueña y feliz, iba de un lugar a otro, paseando contenta, entre el fuego de la hoguera. Desde el exterior los verdugos atravesáronle el cuerpo con barras de hierro al rojo vivo; mas como tampoco esto hiciera mella en el ánimo de la pequeña, Adriano mandó que la degollaran, como a sus hermanas. De este modo, Caridad, que había sufrido alegremente las pruebas a las que fue sometida, conquistó también la corona del martirio. La santa madre, ayudada por alguno de los presentes, enterró los cuerpos de sus santas hijas, y postrada ante la tumba común, exclamaba: - ¡Hijas mías queridísimas! ¡Yo quiero reunirme con vosotras! Algún tiempo después Sofía murió en la paz del Señor. Su cuerpo fue enterrado por los cristianos en la misma sepultura de sus hijas. También ella fue mártir, puesto que padeció en sus entrañas maternales cada uno de los tormentos que padecieron sus tres hijas. Adriano acabó su vida roído de podredumbre y de remordimientos, reconociendo que se había comportado inicuamente con aquellas santas y cruelmente con los adoradores de Cristo. Esta historia se encuentra recopilada en la Leyenda Dorada. Fuente: es.catholic.net ------------------------------------------------------- Creada para destinarla al Recuerdo y dedicatoria al Padre José Luis Cotallo el predicador y misionero Cácereño más querido y con más capacidad de convocatoria del pasado siglo.Un hermoso recuerdo evangelizador de cada día de los Evangelios y Lecturas de la Sagrada Biblia para un sacerdote ejemplar que en estos días que estamos es necesario recordarle y agradecerle por su Oración para uso privado sus favores obtenidos...Gracias. Nota:©Todo el contenido sin ánimo de lucro.Fotógrafo aficionado.Los días pasan para mí en la búsqueda sincera y constante hacia Dios. (José Antonio Cotallo López)

















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¿Por qué Señor tanta mansedumbre.?(...), tal gozo entre tantos expertos de muerte?.?(...), Precisamente se debe.?(...), a que el cáliz de la Pasión Él.?(...), lo tomó no de la mano de sus enemigos.?(...), sino de las del Padre.?(...), y por consiguiente.?(...), lo tomó con amor infinito.?(...), He aquí el secreto.?(...), de padecer con mérito.?(...), y con gloria.?(...), recibir las tribulaciones.?(...), no de las manos de los hombres.?(...), sino de las de Dios.?(...), El dolor en esta tierra es inevitable.?(...), lo vemos a nuestro alrededor.?(...), en diversas manifestaciones.?(...), Está claro que el dolor.?(...), no se puede evitar siempre.?(...), Pero también está claro.?(...), que el amor tiene su precio.?(...), y siempre resulta un precio ?amable.?(...), –y hasta ?“barato”.?(...), en la ?medida.?(...), ?precisa.?(...), ?del amor.?(...), Este es el secreto del amor de Dios.?(...), por los hombres.?(...), y del mismo modo.?(...), puede ser el secreto.?(...), del gozo de los mártires.?(...), También será el gozo.?(...), de cualquier cristiano.?(...), que reciba un aumento del amor de Dios.?(...), Así como entendemos claramente.?(...), sin una duda.?(...), que vale la pena gastarse por un amigo.?(...), un ?familiar.?(...), una persona ?querida.?(...), del mismo modo a los que aman a Dios.?(...), les resulta fácil “gastarse”.?(...), –o sacrificarse- por ?Él.?(...), A veces a quienes queremos.?(...), les ?regalamos.?(...), u ?ofrecemos.?(...), lo que se nos ocurre.?(...), En otras ocasiones.?(...), con mucha confianza.?(...), esas personas queridas.?(...), nos solicitan algo.?(...), a veces con urgencia.?(...), y ésa es la piedra de toque del amor.?(...), Cuando rápidamente decimos.?(...), que sí a lo que nos cuesta.?(...), ?inesperadamente.?(...), es porque amamos sinceramente a esa persona.?(...), Con Dios sucede otro tanto.?(...), A veces le ofrecemos a Dios.?(...), ?“sacrificios”.?(...), que nos parece le gustarán.?(...), y otras es Él mismo.?(...), quien golpea a nuestra puerta.?(...), pidiéndonos algo.?(...), a través de otras personas o directamente.?(...), Jesús cargó con ?la Cruz.?(...), y nos invita a que cada uno de nosotros.?(...), lo imitemos también en esto.?(...), No hay camino sin ?Cruz.?(...), Dios regala la ?Cruz a quienes ama.?(...), a quienes quiere regalar también.?(...), con muchos otros bienes.?(...), Ese es el sentido de las palabras del Apóstol.?(...), “No quiero otra cosa que Jesús y Jesús crucificado.?(...), En la ?Cruz nos encontramos.?(...), y unimos a Cristo.?(...), Busquémoslo siempre allí.?(...), ?Él.?(...), con sus brazos extendidos.?(...), nos espera para regalarnos.?(...), el abrazo de su infinito amor.?(...), ?EXAMEN.?(...), Meditemos en la presencia de Dios.?(...), cuáles son los “vestidos reales”.?(...), de que debemos despojarnos.?(...), a imitación de Heraclio.?(...), para cargar con alegría nuestra Cruz de cada día.?(...), Meditemos también como llevamos nuestra ?Cruz.?(...), si ella es para nosotros.?(...), ocasión de que nos rebelemos contra Dios.?(...), o si más bien.?(...), nos acerca a Jesús y nos hace vivir.?(...), a imitación de Él.?(...), el amor hasta el extremo.?(...), para con Dios y nuestros hermanos.?(...), Pidámosle a Jesús.?(...), que nos enseñe a ver.?(...), siempre la mano divina.?(...), en toda pena nuestra.?(...), OREMOS.?(...), Reine el Señor crucificado.?(...), levantando la ?cruz donde moría.?(...), nuestros enfermos ojos buscan luz.?(...), nuestros labios, el río de la vida.?(...), Te adoramos, oh ?cruz que fabricamos.?(...), Pecadores, con manos deicidas.?(...), Te adoramos, ornato del Señor.?(...), sacramento de nuestra eterna dicha. Amén.?(...),










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