Jueves, 27 de noviembre de 2025. 34ª semana del Tiempo Ordinario, Año C.
2. Primera Lectura
Daniel 6, 2-3. 13-26
En aquellos días, el rey Darío nombró a ciento veinte gobernadores para todo el reino y sobre ellos puso a tres inspectores, entre los cuales estaba Daniel. Como Daniel mostraba un espíritu superior, el rey pensaba ponerlo al frente de todo el reino.
Entonces los inspectores y los gobernadores buscaron motivos para acusar a Daniel en asuntos de gobierno, pero no encontraron en él ningún delito ni falta, porque era fiel en su deber. Dijeron entonces: “No encontraremos nada contra este Daniel, a menos que sea en relación con la ley de su Dios”.
Fueron a ver al rey y le dijeron: “Rey Darío, ¡vive para siempre! Los inspectores, los gobernadores, los ministros y los oficiales del reino han resuelto que el rey promulgue un decreto y lo convierta en ley irrevocable conforme a la ley de los medos y persas: que cualquiera que, durante treinta días, haga alguna petición a cualquier dios u hombre, excepto a ti, oh rey, sea arrojado al foso de los leones”.
El rey accedió y promulgó el decreto. Al enterarse Daniel de que el decreto estaba firmado, entró en su casa, y como de costumbre, se puso a rezar en su habitación, con las ventanas abiertas hacia Jerusalén. Se arrodilló tres veces al día y oraba y daba gracias a su Dios, como lo hacía antes.
Lo sorprendieron en plena oración y acudieron enseguida a denunciarlo al rey, diciendo: “Daniel, uno de los deportados de Judá, ha despreciado tu decreto, oh rey, y reza tres veces al día”.
Al oír esto, el rey quedó muy afligido y se esforzó hasta el ocaso del sol por salvarlo. Pero sus acusadores insistieron: “Recuerda, oh rey, que según la ley de los medos y persas, ningún decreto real puede ser cambiado”.
Entonces el rey ordenó traer a Daniel y arrojarlo al foso de los leones. Le dijo: “Que tu Dios, a quien sirves con perseverancia, te libre”.
Se trajo una piedra y se cerró el foso, y el rey la selló con su anillo y con el de sus nobles, para que el decreto contra Daniel no pudiera ser cambiado.
Esa noche el rey no pudo dormir. Al amanecer fue corriendo al foso de los leones y gritó con voz angustiada: “¿Daniel, siervo del Dios vivo, ha podido tu Dios librarte de los leones?”
Daniel le respondió: “Rey, ¡vive para siempre! Mi Dios envió a su ángel, que cerró la boca de los leones, y no me hicieron daño, porque ante él soy inocente; y tampoco he hecho nada malo contra ti, oh rey”.
El rey se alegró mucho y mandó sacar a Daniel del foso. Daniel no tenía herida alguna, porque había confiado en su Dios.
Entonces el rey ordenó traer a los hombres que habían acusado a Daniel y los arrojó al foso de los leones, junto con sus hijos y sus mujeres. Aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se lanzaron sobre ellos y les quebraron todos los huesos.
Ese mismo día, el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: “¡Paz y prosperidad! Yo ordeno que en todo el dominio de mi reino todos teman y reverencien al Dios de Daniel, porque él es el Dios vivo y duradero, cuyo reino no será destruido jamás y su dominio no tendrá fin. Él es el que salva y libra, el que hace prodigios y maravillas en el cielo y en la tierra; él libró a Daniel del poder de los leones”.
Palabra de Dios.
3. Salmo Responsorial
Salmo 24
R. Señor, enséñame tus caminos.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas; haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
R. Señor, enséñame tus caminos.
Recuerda, Señor, tu ternura y tu misericordia, que son eternas. No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.
R. Señor, enséñame tus caminos.
Bueno y recto es el Señor; por eso enseña el camino a los pecadores. Guía a los humildes en la justicia, enseña su camino a los humildes.
R. Señor, enséñame tus caminos.
4. Segunda Lectura
No aplica (día ferial).
5. Evangelio
Lucas 21, 20-28
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando vean a Jerusalén sitiada por ejércitos, sepan que ha llegado su desolación. Entonces los que estén en Judea huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad, salgan de ella; y los que estén en los campos, no entren en la ciudad. Porque esos días serán de castigo, para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en el país y la ira de Dios caerá sobre este pueblo. Caerán a filo de espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que se cumpla el tiempo destinado a ellos.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando comiencen a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque se acerca su liberación”.
Palabra del Señor.
6. Oración de los fieles
Oración Universal
Hermanos y hermanas, elevemos nuestras súplicas al Padre, confiando en que escucha a quienes le buscan con corazón sincero.
1. Por la Iglesia, para que sea testigo valiente de Cristo en medio de las pruebas, como lo fue Daniel en Babilonia. Oremos al Señor.
2. Por los gobernantes del mundo, para que busquen la justicia, protejan a los inocentes y respeten la libertad religiosa. Oremos al Señor.
3. Por los perseguidos por su fe, para que encuentren fuerza en la oración y consuelo en la promesa de la venida gloriosa del Señor. Oremos al Señor.
4. Por nosotros, para que, en medio de las tribulaciones, mantengamos la esperanza erguida y el corazón abierto a la salvación. Oremos al Señor.
Escucha, Padre misericordioso, las oraciones de tu pueblo, y concédenos caminar con fidelidad hacia tu Reino, que no tendrá fin. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
7. Breve reflexión espiritual
Daniel no dudó. Aunque el decreto real amenazaba con la muerte, no dejó de orar. Su confianza no estaba en los poderes humanos, sino en el Dios vivo. Así también nosotros, en medio de los “fosos de leones” que nos presenta la vida —injusticias, miedos, persecuciones—, estamos llamados a mantener la mirada fija en el Señor.
Y en el Evangelio, Jesús no nos invita al miedo, sino a la esperanza vigilante. Aunque los signos del fin puedan parecer aterradores, Él nos dice: “Levántense erguidos y alcen la cabeza”. La verdadera liberación no viene de los ejércitos ni de los reinos del mundo, sino del Hijo del hombre que viene en gloria.
Hoy, más que nunca, necesitamos ese equilibrio entre la oración fiel y la esperanza activa. Que el ejemplo de Daniel y la palabra de Cristo nos sostengan en la prueba.
8. Breve nota sobre el santo del día
El 27 de noviembre no se celebra en el calendario general de la Iglesia ninguna memoria obligatoria. La liturgia del día se centra en la fidelidad a Dios en la adversidad y en la esperanza escatológica en la venida gloriosa de Cristo.
Oraciones y reflexiones extraídas y adaptadas del Leccionario de la Iglesia Católica, aprobado por la Santa Sede.
Referencias bíblicas verificadas según la edición típica de la Liturgia de las Horas y el Misal Romano.
Realizado con inteligencia artificial con revisión humana. Inspirado en la predicación de la Orden de Predicadores (Dominicos) y en la enseñanza del Magisterio de la Iglesia.