Padre Cotallo.voto de pobreza.

14/9/16

San Cipriano y Eufemia de Calcedonia 16 Septiembre 2016 .Voto de pobreza †P.Cotallo






San Cipriano. Obispo de Cartago y mártir. Año 258. Este fue el Santo más importante del Africa y el más brillante de los obispos de este continente, antes de que apareciera San Agustín. Había nacido en el año 200 en Cartago (norte de Africa) y se dedicó a la labor de educador, conferencista y orador público. Tenía una inteligencia privilegiada, una gran habilidad para hablar en público, y una personalidad brillante y simpática que le conseguía un impresionante ascendiente sobre los demás. Llegado a la mayoría de edad se convirtió al cristianismo por el ejemplo y las palabras de un santo sacerdote llamado Cecilio. Se hizo bautizar y una vez bautizado hizo el juramento de permanecer siempre casto, y de no contraer matrimonio (celibato se llama a este modo de vivir). A las gentes les llenó de admiración el tal voto o juramento, porque esto no se acostumbraba en aquellos tiempos. Desde su conversión, descubrió Cipriano que la S. Biblia contiene tesoros maravillosos de buenas enseñanzas y se dedicó con toda su brillante inteligencia a estudiar este Libro Santo y a leer los comentarios que los antiguos santos habían escrito, respecto de la Sagrada Escritura. Hizo el sacrificio de renunciar a sus literatos mundanos que tanto le agradaban antes, y en adelante ya nunca citará ni siquiera una frase de un autor que no sea cristiano católico. Escribió un comentario acerca del Padrenuestro, tan bello, que hasta ahora no ha sido superado por otro autor. Fue ordenado sacerdote, y en el año 248 al morir el obispo de Cartago, el pueblo y los sacerdotes aclamaron a Cipriano como el más digno para ser el nuevo obispo de la ciudad. El se resistía y quería huir o esconderse, pero al fin se dio cuenta de que era inútil oponerse al querer popular y aceptó tan importante cargo, diciendo: "Me parece que Dios ha expresado su voluntad por medio del clamor del pueblo y de la aclamación de los sacerdotes". Y llegó a ser el más importante de todos los obispos que tuvo Cartago. Un escritor de ese tiempo dejó este retrato de la bondad y venerabilidad de Cipriano: "Era majestuoso y venerable, inspiraba confianza a primera vista y nadie podía mirarle sin sentir veneración hacia él. Tenía una agradable mezcla de alegría y venerabilidad, de manera que los que lo trataban no sabían qué hacer más: si quererlo o venerarlo, porque merecía el más grande respeto y el mayor amor". En el año 251 el emperador Decio decreta una terrible persecución contra los cristianos. Le interesaba sobre todo acabar con los obispos y destruir los libros sagrados. Y para que el mal a la religión sea mayor invita a todos los que quieren renegar de la religión cristiana a que quemen incienso ante los dioses y ya con eso quedan perdonados. Muchísimos caen en esta trampa, y con tal de no perder sus bienes, su libertad y su vida misma, queman incienso ante las imágenes de los ídolos paganos, y reniegan de la santa religión. El mal es inmenso. Cipriano, con gran prudencia, viendo que lo que primero buscan es acabar con todos los jefes de la Iglesia, huye y se esconde, pero desde su escondite envía continuas cartas a los creyentes invitándolos a no abandonar la religión por nada en la vida. Los paganos recorren las calles de Cartago gritando: "Pedimos que Cipriano sea echado a los leones". Pero no lo lograron encontrar para echarlo a las fieras. Hubo un corto período de paz y Cipriano volvió a su cargo de obispo. Pero encontró que algunos aceptaban sin más en la Iglesia a los que habían apostatado de la religión, sin exigirles hacer penitencia de ninguna clase. Se opuso a esta relajación y en adelante a todo renegado que quiso volver a la Iglesia le exigió que hiciera antes cierto tiempo de penitencia. Así preparaba a los creyentes para que en las próximas persecuciones no se dejaran dominar por el miedo y no renegaran tan fácilmente de sus creencias. Muchos se oponían a esta severidad, pero era necesaria para prevenir el peligro de apostatías en la próxima persecución que ya se avecinaba. Y sucedió que cuando vinieron después las más espantables persecuciones, los cristianos prefirieron morir antes que quemar incienso a los dioses de los paganos. Y fueron mártires gloriosos. El año 252, llega la peste de tifo negro a Cartago y empiezan a morir cristianos por centanares y quedan miles de huérfanos. El obispo Cipriano se dedica a repartir ayudas a los que han quedado en la miseria. Vende todo lo más valioso que hay en su casa episcopal, y pronuncia unos de los sermones más bellos que se han compuesto en la Iglesia Católica acerca de la limosna. Todavía hoy al leer tan emocionantes sermones, siente uno un deseo inmenso de dedicarse a ayudar a los necesitados. Sus oyentes se conmovieron al escucharle tan impresionantes enseñanzas y fueron generosísimos en auxiliar a las víctimas de la epidemia. El año 257 el emperador Valeriano decretó una violentísima persecución contra los cristianos. Pena de destierro para todo creyente que asistiera a un acto de culto cristiano, y pena de muerte para cualquier obispo o sacerdote que se atreviera a celebrar una ceremonia religiosa. A Cipriano le decretan en el año 157 pena de destierro, pero como donde quiera que vaya sigue celebrando ceremonias religiosas, en el año 258 le decretan pena de muerte. Se conservan las actas de la última audiencia que los jueces le hicieron para condenarlo al martirio. Son muy interesantes. Dicen así: El juez: El emperador Valeriano ha dado órdenes de que no se permite celebrar ningún otro culto, sino el de nuestros dioses. ¿Ud. Qué responde? Cipriano: Yo soy cristiano y soy obispo. No reconozco a ningún otro Dios, sino al único y verdadero Dios que hizo el cielo y la tierra. A El rezamos cada día los cristianos. El 14 de septiembre una gran multitud de cristianos se reunió frente a la casa del juez. Este le preguntó al mártir: "¿Es usted el responsable de toda esta gente? Cipriano: Si, lo soy. El juez: El emperador le ordena que ofrezca sacrificios a los dioses. Cipriano: No lo haré nunca. El juez: Píenselo bien. Cipriano: Lo que le han ordenado hacer, hágalo pronto. Que en estas cosas tan importantes mi decisión es irrevocable, y no va a cambiar. El juez Valerio consultó a sus consejeros y luego de mala gana dictó esta sentencia: "Ya que se niega a obedecer las órdenes del emperador Valeriano y no quiere adorar a nuestros dioses, y es responsable de que todo este gentío siga sus creencias religiosas, Cipriano: queda condenado a muerte. Le cortarán la cabeza con una espada". Al oír la sentencia, Cipriano exclamó: ¡Gracias sean dadas a Dios! Toda la inmensa multitud gritaba: "Que nos maten también a nosotros, junto con él", y lo siguieron en gran tumulto hacia el sitio del martirio. Al llegar al lugar donde lo iban a matar Cipriano mandó regalarle 25 monedas de oro al verdugo que le iba a cortar la cabeza. Los fieles colocaron sábanas blancas en el suelo para recoger su sangre y llevarla como reliquias. El santo obispo se vendó él mismo los ojos y se arrodilló. El verdugo le cortó la cabeza con un golpe de espada. Esa noche los fieles llevaron en solemne procesión, con antorchas y cantos, el cuerpo del glorioso mártir para darle honrosa sepultura. A los pocos días murió de repente el juez Valerio. Pocas semanas después, el emperador Valeriano fue hecho prisionero por sus enemigos en una guerra en Persia y esclavo prisionero estuvo hasta su muerte. Fuentes:ewtn.com Eufemia de Calcedonia, Santa Mártir Martirologio Romano: En Calcedonia, de Bitinia (hoy Turquía), santa Eufemia, mártir; que, según tradición, después de sufrir varias torturas bajo el emperador Diocleciano y el procónsul Prisco, al final de su combate alcanzó la corona de la gloria (c. 303). Etimología: Eufemia = de buena palabra. Viene de la lengua griega. Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa. Santa Eufemia era hija de un respetable hombre de Calcedonia, cerca de Constantinopla. En la época de Dioclesiano, fue tomada prisionera, torturada, y finalmente arrojada a los leones. Por lo general, se la representa con la palma del martirio, la rueda y a su lado, uno o más leones. Cristianos devotos recogieron su cuerpo y lo llevaron a Constantinopla, donde el Emperador Constantino hizo edificar una iglesia en su honor. Su sarcófago permaneció allí hasta que llegaron los iconoclastas, en el 800. De acuerdo a la tradición, una noche de tormenta, el sarcófago desapareció de Constantinopla, y el 13 de Julio de 800 llegó a la costa de Rovinj. Fue recogido por un joven, que, arrastrándolo con la ayuda de dos caballos, lo llevó hasta la iglesia de San Francisco. La aparición del sarcófago se consideró milagrosa, de modo que los habitantes empezaron a venerar a la santa como su Patrona. El sarcófago data del siglo III, es de mármol, pero está sin terminar. Tiene más o menos 208 cm. de largo, 195 cm. de altura y 95 cm de ancho. Dentro se guardan los huesos de la santa, envueltos en fina tela dorada. Santa Eufemia fue martirizada en Calcedonia. La fecha exacta de su martirio parece haber sido el 16 de septiembre del 303. El concilio de Calcedonia tuvo gran influencia en la difusión del culto de datos sobre esta santa. Desde entonces, su fiesta se fue extendiendo gradualmente por toda la cristiandad y le fueron dedicadas muchas iglesias. Se la declaró protectora de la ortodoxia Esta fiesta figura en Occidente en el Martirologio Geronimiano (cf. Comm. Martyr. Hieron., pp. 368, 380) en el Calendario marmoreo de Nápoles (ed. D. Mallardo, Roma 1947, pp. 23, 162), y en Oriente, aparece en todos los calendarios. El Sinasario Costantinopolitano (coll, 811 - 13) cuenta un milagro muy particular, que se recuerda en esta fiesta: las dos profesiones de fe, la ortodoxa y la euquiana, fueron colocadas sobre el pecho de la santa, en su tumba. Después de algunos días, reabierta la tumba que había sido debidamente sellada, se encontró el texto herético en los pies de la mártir, mientras que el ortodoxo estaba en sus manos. No faltan textos sobre la Santa, anteriores al concilio, que pueden gozar de un mayor crédito, no solamente por ser más antiguos, sino también por no encontrarse marcados por la entusiasta devoción que el triunfo de la ortodoxia de Calcedonia arrojó sobre la mártir. Las reliquias de la Santa Eufemia se conservan en el Duomo de Rovigno d´Istria (Croazia). Fuente;es.catholic.net ------------------------------------------------------ Creada para destinarla al Recuerdo y dedicatoria al Padre José Luis Cotallo el predicador y misionero Cácereño más querido y con más capacidad de convocatoria del pasado siglo.Un hermoso recuerdo evangelizador de cada día de los Evangelios y Lecturas de la Sagrada Biblia para un sacerdote ejemplar que en estos días que estamos es necesario recordarle y agradecerle por su Oración para uso privado sus favores obtenidos...Gracias. 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Lectura del Evangelio 14 Septiembre 2016,Lectura 14 Septiembre 2016,Evangelio 14 Septiembre 2016,Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz,Libro de los Números 21 4b-9.,Salmo 78(77) 1-2.34-35.36-37.38.,Evangelio según San Juan 3 13-17.,El Evangelio del día de hoy explicado 14 Septiembre 2016,«Para que todo el que crea en Él tenga vida eterna», Santo(s) del día,Santos del día 14 Septiembre 2016, San Crescente Roma, San Materno de Colonia, Santa Notburga de Eben, San Alberto Monte Carmelo, San Cornelio de Roma, San Cipriano de Cartago, San Pedro de Tarantasia, San Alberto de Jerusalén, Beato Claudio Laplace, San Gabriel Taurino Dufresse, San Alberto Jerusalén, Beato José Gabriel del Rosario Brochero "Él vio como Dios nos ve y se lanzó en esa aventura y así transformó a las personas, La Exaltación de la Santa Cruz.?(...), FIESTA: 14 DE SEPTIEMBRE.?(...), La costumbre de venerar la Santa ?Cruz.?(...), se remonta a las primeras épocas del cristianismo en Jerusalén.?(...), ORIGEN DE LA FIESTA.?(...), La costumbre de venerar la Santa Cruz se remonta.?(...), a las primeras épocas del cristianismo.?(...), en Jerusalén.?(...), Esta tradición comenzó.?(...), a festejarse el día.?(...), en que se encontró la Cruz.?(...), donde padeció Nuestro Señor.?(...), Posteriormente.?(...), a principios del siglo VII.?(...), cuando el ejército del Islam saqueó Jerusalén.?(...), se apoderó de las sagradas reliquias de la Santa Cruz.?(...), Esta serían recuperadas.?(...), pocos años más tarde por el emperador Heraclio.?(...), y recordando este rescate.?(...), es que celebramos el 14 de septiembre.?(...), la exaltación de la Cruz.?(...), La tradición cuenta.?(...), que el emperador.?(...), vestido con las insignias de la realeza.?(...), quiso llevar en exaltación la Cruz.?(...), hasta su primitivo lugar en el Calvario.?(...), pero su peso.?(...), se fue haciendo más y más insoportable.?(...), Zacarías.?(...), obispo de Jerusalén.?(...), le hizo ver.?(...), que para llevar a cuestas la Santa Cruz.?(...), debería despojarse de sus vestidos reales.?(...), e imitar la pobreza y humildad de Jesús.?(...), Heraclio con pobres vestidos.?(...), y descalzo.?(...), pudo así llevar la Cruz.?(...), hasta la cima del Gólgota.?(...), Para evitar nuevos robos.?(...), la Santa Cruz fue partida.?(...), Una parte se llevó a Roma.?(...), otra a Constantinopla.?(...), una se dejó en Jerusalén.?(...), y una más se partió.?(...), en pequeñas astillas.?(...), para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero.?(...), LA CRUZ ?EXTREMO DE AMOR.?(...), La Santa ?Cruz.?(...) es trono para Nuestro Señor Jesucristo.?(...), Tan noble Rey venció en ella al pecado y la muerte.?(...), no al modo humano.?(...), sino al misterioso modo divino.?(...), El odio de los hombres.?(...), combatió contra su mismo Redentor.?(...), pero venció el Amor de Jesús.?(...), por los hombres.?(...), Estos se unieron para atormentar a Jesús.?(...), e irrumpieron contra Él.?(...), y Él soportó todo tormento.?(...), y se sometió a la misma muerte.?(...), con la mansedumbre de un cordero.?(...), Su Cuerpo divino.?(...), llagado de amor.?(...), no encontró otro descanso que la ?Cruz.?(...), Mientras Jesús sufría.?(...), amaba.?(...), Nos devolvió con amor tanta ofensa.?(...), Tanta ofensa.?(...), hecha por cada uno.?(...), de nosotros día a día.?(...), Y es en virtud de ese amor.?(...), unido al sufrimiento.?(...), que Él gustaba una gran felicidad.?(...), la de salvar el género humano.?(...), Se sometió a la muerte.?(...), para darnos vida.?(...), Fue en la ?Cruz donde nos conquistó.?(...), el perdón de su Padre.?(...),


¿Por qué Señor tanta mansedumbre.?(...), tal gozo entre tantos expertos de muerte?.?(...), Precisamente se debe.?(...), a que el cáliz de la Pasión Él.?(...), lo tomó no de la mano de sus enemigos.?(...), sino de las del Padre.?(...), y por consiguiente.?(...), lo tomó con amor infinito.?(...), He aquí el secreto.?(...), de padecer con mérito.?(...), y con gloria.?(...), recibir las tribulaciones.?(...), no de las manos de los hombres.?(...), sino de las de Dios.?(...), El dolor en esta tierra es inevitable.?(...), lo vemos a nuestro alrededor.?(...), en diversas manifestaciones.?(...), Está claro que el dolor.?(...), no se puede evitar siempre.?(...), Pero también está claro.?(...), que el amor tiene su precio.?(...), y siempre resulta un precio ?amable.?(...), –y hasta ?“barato”.?(...), en la ?medida.?(...), ?precisa.?(...), ?del amor.?(...), Este es el secreto del amor de Dios.?(...), por los hombres.?(...), y del mismo modo.?(...), puede ser el secreto.?(...), del gozo de los mártires.?(...), También será el gozo.?(...), de cualquier cristiano.?(...), que reciba un aumento del amor de Dios.?(...), Así como entendemos claramente.?(...), sin una duda.?(...), que vale la pena gastarse por un amigo.?(...), un ?familiar.?(...), una persona ?querida.?(...), del mismo modo a los que aman a Dios.?(...), les resulta fácil “gastarse”.?(...), –o sacrificarse- por ?Él.?(...), A veces a quienes queremos.?(...), les ?regalamos.?(...), u ?ofrecemos.?(...), lo que se nos ocurre.?(...), En otras ocasiones.?(...), con mucha confianza.?(...), esas personas queridas.?(...), nos solicitan algo.?(...), a veces con urgencia.?(...), y ésa es la piedra de toque del amor.?(...), Cuando rápidamente decimos.?(...), que sí a lo que nos cuesta.?(...), ?inesperadamente.?(...), es porque amamos sinceramente a esa persona.?(...), Con Dios sucede otro tanto.?(...), A veces le ofrecemos a Dios.?(...), ?“sacrificios”.?(...), que nos parece le gustarán.?(...), y otras es Él mismo.?(...), quien golpea a nuestra puerta.?(...), pidiéndonos algo.?(...), a través de otras personas o directamente.?(...), Jesús cargó con ?la Cruz.?(...), y nos invita a que cada uno de nosotros.?(...), lo imitemos también en esto.?(...), No hay camino sin ?Cruz.?(...), Dios regala la ?Cruz a quienes ama.?(...), a quienes quiere regalar también.?(...), con muchos otros bienes.?(...), Ese es el sentido de las palabras del Apóstol.?(...), “No quiero otra cosa que Jesús y Jesús crucificado.?(...), En la ?Cruz nos encontramos.?(...), y unimos a Cristo.?(...), Busquémoslo siempre allí.?(...), ?Él.?(...), con sus brazos extendidos.?(...), nos espera para regalarnos.?(...), el abrazo de su infinito amor.?(...), ?EXAMEN.?(...), Meditemos en la presencia de Dios.?(...), cuáles son los “vestidos reales”.?(...), de que debemos despojarnos.?(...), a imitación de Heraclio.?(...), para cargar con alegría nuestra Cruz de cada día.?(...), Meditemos también como llevamos nuestra ?Cruz.?(...), si ella es para nosotros.?(...), ocasión de que nos rebelemos contra Dios.?(...), o si más bien.?(...), nos acerca a Jesús y nos hace vivir.?(...), a imitación de Él.?(...), el amor hasta el extremo.?(...), para con Dios y nuestros hermanos.?(...), Pidámosle a Jesús.?(...), que nos enseñe a ver.?(...), siempre la mano divina.?(...), en toda pena nuestra.?(...), OREMOS.?(...), Reine el Señor crucificado.?(...), levantando la ?cruz donde moría.?(...), nuestros enfermos ojos buscan luz.?(...), nuestros labios, el río de la vida.?(...), Te adoramos, oh ?cruz que fabricamos.?(...), Pecadores, con manos deicidas.?(...), Te adoramos, ornato del Señor.?(...), sacramento de nuestra eterna dicha. Amén.?(...),